El día que Amadeo Carrizo jugó con la ‘6’ de Alpachiri

«Amadeo Raúl Carrizo y Antonio Ubaldo Rattín no necesitan presentación», comenzaba un artículo de LA ARENA de junio de 1971, en el que se anunciaba la visita de dos de los grandes ídolos de River Plate y Boca Juniors, respectivamente.

Precedidos por campañas exitosas en sus clubes y en la Selección argentina, con mundiales sobre sus hombros y recién retirados de la actividad profesional, el arquero que brillara en el Millonario y el mediocampista que sobresaliera en el Xeneize llegaban a La Pampa para un duelo particular entre dos seleccionados de la Liga Cultural de fútbol, que terminarían siendo dos equipos (Deportivo Alpachiri y Huracán de Guatraché) reforzados con jugadores de sus propias zonas.

El partido, disputado en Alpachiri y en medio del Oficial culturalista (al día siguiente el Depo tuvo que jugar por la Liga), no tuvo el éxito que sus organizadores esperaban. Pero quedó en el recuerdo por varias particularidades, entre las que sobresalieron el repudio de parte del público, la decisión de Amadeo de jugar un tiempo como volante y la «huida» de Rattín con su familia tras la primera etapa.

Idolos.
Carrizo fue el arquero que revolucionó el puesto en Argentina. Jugó entre 1945 y 1970 en River y en Millonarios de Colombia y se destacó no solo por sus atajadas espectaculares, sino también por su dominio de la pelota con los pies y por su manejo del área, lo que lo convirtió en un pionero en el arte de adelantarse para apoyar a sus defensores o para anticipar a los delanteros.

Rattín es uno de los máximos símbolos de Boca Juniors, luego de jugar 14 años consecutivos (entre 1956 y 1970) con esa camiseta. Dueño de una personalidad fuerte se destacó por su voz de mando, su juego simple y su presencia en el mediocampo, convirtiéndose en un caudillo en todo sentido, amado por los suyos y muchas veces odiado por los rivales.

Las dos semblanzas quedaron reflejadas aquella tarde de junio de 1971 en La Pampa. El arquero que jugara el Mundial de Suecia 1958 sobresalió por sus dotes con el balón en sus pies, dándose el gusto de oficiar como mediocampista; mientras que el volante que vistiera la casaca albiceleste en los mundiales de Chile 1962 e Inglaterra 1966 quedó en el recuerdo como un personaje esquivo y al que no le importaba complacer a nadie.

Organizador.
La llegada de los dos referentes del fútbol argentino a Alpachiri no tuvo que ver con una circunstancia especial del pueblo ni del club, sino con una iniciativa particular de un ex compañero de Carrizo que estaba colaborando con la institución sureña.
Marcelo Edmundo Oscar Echegaray, el pampeano que había jugado en Atlanta, River y Argentinos entre 1956 y 1966, fue el promotor de este particular encuentro, que en principio iba a enfrentar a los seleccionados de las zonas Centro Sur y Sur de la Liga Cultural de fútbol.

Echegaray estaba desde hacía un tiempo colaborando con el cuerpo técnico del Deportivo Alpachiri, que había sido campeón de la Zona Centro Sur en 1970 y que en ese 1971 volvía a estar en los primeros planos. Su vínculo con Carrizo (habían sido compañeros en el Millonario) y la relación que también tenía con Rattín lo impulsaron a organizar este encuentro, que le iba a servir al club para ganar notoriedad y para recaudar dinero.

Los preparativos, sin embargo, no fueron fáciles de llevar a cabo. Una de las mayores trabas la puso la Liga Cultural, que se negaba a autorizar el encuentro porque esa semana debía continuar el torneo Oficial y por lo tanto los clubes no iban a prestar sus jugadores a los seleccionados zonales.

Otro inconveniente surgió cuando para el mismo día del encuentro, previsto para el 10 de junio, se programó en Buenos Aires una nueva edición del clásico River-Boca, y tanto Carrizo como Rattín anunciaron que se quedarían a ver juntos aquel duelo entre sus ex equipos: se jugó en cancha de Racing y Boca remontó una diferencia de dos goles para terminar 3-3, con goles de López, Más y Onega para el Millonario, y de Tarabini y Rojas en dos oportunidades para el Xeneize.

El duelo pampeano con las figuras internacionales recién retiradas se pospuso para el sábado 12 y, un día antes, la Liga terminó autorizando su disputa, aunque igualmente programó la fecha del Oficial para el domingo 13.

El partido.
Lo que en principio iba a ser un choque entre un seleccionado de la Zona Centro Sur contra uno de la Zona Sur terminó siendo un encuentro entre Deportivo Alpachiri y Huracán de Guatraché, ambos reforzados por jugadores de otros equipos y por algunos ya retirados.

Las incorporaciones destacadas, de todas maneras, eran Amadeo Carrizo, que jugó para Alpachiri al igual que Echegaray, y Antonio Rattín, que se puso la «5» de Huracán.

«Mal día para el espectáculo de Alpachiri», fue el título de LA ARENA del lunes 14, para un artículo en el que reflejaba lo ocurrido en una jornada en la que el frío había atentando contra la presencia de público, además de otras particularidades que habían generado un descontento general: los dos famosos llegaron tarde (el partido comenzó 50 minutos después de lo previsto) y Rattín apenas jugó un tiempo y desapareció.

La contracara fue Carrizo, que jugó en dos puestos y se prestó para una larga charla con la gente del club organizador luego del encuentro.

El primer tiempo terminó favorable a Huracán por una desafortunada acción protagonizada por dos de los actores principales de la tarde: Echegaray, que jugó con la ‘4’ para Alpachiri, intentó un pase atrás para Carrizo y terminó convirtiendo un gol en su propia meta. Lo más curioso, sin embargo, fue la explicación que luego dio el propio Amadeo al referirse a la jugada: «Carrizo recordó que ese tanto fue similar a otros que le hacía Echegaray cuando jugaban en River, cuando la suficiencia del defensor a veces le jugaba una mala pasada», detalló la crónica.

Desplante y debut.
Para el complemento cambió todo y Deportivo terminó ganando 2-1. Además, Rattín, con la excusa de «molestarle los zapatos, salió de la cancha para cambiárselos, pero subió al automóvil y se fue con su familia» sin explicaciones. «La gente quedó sumamente disconforme. Había jugado un tiempo y al parecer por compromiso. Sólo tuvo la pelota dos o tres veces en ese lapso», se criticó en la nota del juego.

La figura destacada, incluso opacando el desplante de Rattín, fue Amadeo, que se lució «con algunas atajadas de mérito» en el primer tiempo, y que en el complemento se calzó la camiseta número ‘6’ para jugar como mediocampista (en esos tiempos ese número lo solía utilizar el volante defensivo), «sin rendir a la misma altura, pero cumpliendo».

«Cabe recordar que el santafesino, antes de ser arquero y de llegar a la primera de River, actuaba como delantero en sus pagos de Rufino, por lo que se trata de un debut en una plaza que no sea cuidar la portería», se aclaró en la crónica con respecto a esta faceta de Carrizo, uno de los más grandes de la historia del fútbol nacional.

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