En nombre de la organización del Congreso, Claudio Marrón, gerente de la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos de Macachín, aclaró que leería el discurso "porque fue consensuado entre todos y quiero ser preciso". Hizo autocrítica y reclamos hacia adentro y hacia afuera del movimiento cooperativo y reutilizó una frase que había acuñado en ediciones anteriores. "Lo importante no es lo que se dice acá, sino lo que ocurre ahí con lo que se dice acá", definió con relación a lo que se expone sobre el escenario de disertaciones y su efecto sobre el auditorio.

Sostuvo que en la ocasión "no estamos para sonreír ni hacer lo socialmente correcto. Estamos para confrontar nuestra realidad con lo que aportan los disertantes" y fue hasta la génesis de las cooperativas para recordar que "venimos del analfabetismo con sentido común y de la ausencia de educación formal, pero con cultura". Las entidades son "vecinos y chacareros organizados para resolver sus problemas y tras ocho décadas de vigencia podemos afirmar que somos sobrevivientes".

Estuvo en desacuerdo "con el colega que dice que lo único que se hace de arriba hacia abajo es un pozo. La gravedad nos afecta, las leyes, las órdenes y las políticas nos llegan desde arriba...". Reclamó entonces que "las autoridades en ejercicio y las electas actúen con patriotismo. Es algo que se usa poco, pero lo necesitamos. Que sean además de estadistas, patriotas". Y extendió el llamado "a jueces, fiscales y abogados, que se fueron a preparar a la universidad para ello, que actúen en consecuencia".

Hizo referencia también a los estamentos superiores en el cooperativismo, federaciones y asociaciones gremiales. "Nos reclaman compromiso y participación y está bien. Pero para reclamar primero deben mostrar preparación y reflexión para tener luego firmeza en los objetivos que perseguimos como sector", definió.

Fue muy crítico con las conducciones de las cooperativas en general de los últimos tiempos a la fecha. "Muchos consejos de administración han trabajado para sumar patrimonio y crecer, pero también durmieron largas siestas disfrazadas de una aparente prudencia que escondió conveniencias personales, comodidad, ignorancia y cobardía", espetó.

"Una edad máxima".

Reclamó que el sector disponga, además de una edad mínima para acceder como dirigente, "una edad máxima. El principio y el final de la vida se unen, en ambos casos debemos usar pañales y en las cooperativas es momento de dar lugar a los jóvenes. Nada se aprende con la experiencia ajena", afirmó.

En ese camino indicó: "Hoy los mayores estamos lejos de entender la forma de vivir de las generaciones actuales y que vienen. Desde la llegada de internet estamos ante un cambio de era y los consejos de administración deben poner un tope de edad a mayores, pero sin expulsar a nadie. En todo caso creando consejos donde haya intercambio entre la experiencia y las nuevas ideas y formas". Y reflexionó: "No entendemos el presente, mucho menos podemos predecir el futuro".

Describió luego las cualidades que deben tener gerentes, trabajadores, consejeros y los propios asociados a las cooperativas. "No somos un fin, somos un medio para la realización de nuestros socios", de los que dijo "en general ignoran sus obligaciones, pero se empoderan para las asambleas".

Evaluó que hoy "hay descooperativización, en todos los órdenes y es por ignorancia, comodidad o desidia" y reclamó una urgente "recuperación de las metas, la mística y el compromiso para construir el futuro observando la doctrina" del movimiento solidario. "Nadie da lo que no tiene ni exige lo que no conoce", aseguró.

En el final, y haciendo un ejercicio de imaginación, dijo que en un eventual regreso de los pioneros "primero se sorprenderían por los avances que hemos hecho, pero luego se darían cuenta de la pérdida del sentido cooperativo y nos preguntarían 'qué hicieron con la herencia'".